Los anticoagulantes son fármacos que interfieren con la coagulación de la sangre impidiendo la formación final del coágulo, que evitaría de manera natural el control de las hemorragias.
Se utiliza principalmente, en paciente con patologías cardiacas, como la fibrilación auricular y aquellos portadores de válvulas mecánicas, y en pacientes que han presentado algún evento tromboembólico.
La anticoagulación se debe individualizar en cada caso, depende del paciente y del fármaco.
Es fundamental llevar una vida saludable, evitando el alcohol, y ciertos alimentos que pueden interferir en la respuesta al mismo.
Se debe tomar el tratamiento anticoagulante a la misma hora.
Se deben evitar actividades que conlleven riesgo de traumatismos recurrentes.
Siempre consultar con su médico sobre los cambios dietéticos que se realicen y los nuevos fármacos que se incorporen.
Informar previamente siempre que existan cirugías programadas, que se encuentra bajo los efectos del tratamiento.
El buen control de la medicación, junto con una vida saludable, es la clave para conseguir reducir el riesgo de eventos trombóticos recurrentes, mejorando así la calidad de vida y asegurando la eficacia del fármaco.
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